Si usted conoce o sospecha que alguien es víctima de violencia familiar, podría sentirse desorientado y no saber cuál es la mejor forma de ayudarle. No permita que el temor de decir lo incorrecto le impida ayudar. Esperar hasta encontrar las palabras idóneas podría evitar que aproveche la oportunidad de transformar una vida.
El mundo de muchas víctimas de violencia familiar puede sentirse solitario, aislado y lleno de temor. Algunas veces, el hablar y hacerles saber que usted está ahí para ayudar puede brindarles un tremendo alivio. Siga estos consejos como una ayuda para apoyar a alguien en esta situación vulnerable.
Aparte tiempo para la víctima de violencia familiar
Si decide hablar con una víctima de maltrato, hágalo en un momento de calma. Involucrarse cuando los ánimos están enardecidos puede ponerle a usted en peligro. Además, asegúrese de apartar bastante tiempo en caso de que la víctima decida abrirse. Si la persona se decide a hablar de los años de sentimientos contenidos de temor y frustración, usted no querrá terminar la conversión porque tiene otro compromiso.
Inicie la conversación
Puede sacar el tema de violencia familiar diciendo que ha notado algunos cambios que le preocupan. Quizás ha visto que la persona usa ropa que cubre sus moretones o ha observado que la persona se ha vuelto callada y retraída de una manera repentina e inusual. Ambas cosas pueden ser señales de abuso.
Hágale saber a la persona que guardará el secreto de toda la información que le comparta. No intente forzar a la persona a abrirse; deje que la conversación se desenvuelva a
un paso cómodo. Avance lenta y cómodamente. Solo hágale saber que usted está disponible y que le ofrece un oído comprensivo.
Escuche sin juzgar
Si la persona se decide a hablar, escuche su historia sin emitir juicios, brindar consejo o sugerir soluciones. Es probable que, si escucha con atención, la persona le diga exactamente qué necesita. Solamente bríndele toda oportunidad de hablar.
Puede hacer preguntas de aclaración, pero, sobre todo, simplemente deje que la persona desahogue sus sentimientos y temores. Usted podría ser la primera persona en quien la víctima esté confiando.
Créale a la víctima
Debido a que la violencia familiar tiene más que ver con el control que con la ira, a menudo la víctima es la única persona que puede ver el lado oscuro del agresor. Muchas veces, a otras personas les impacta saber que una persona que conocen puede ser el causante de violencia. Como consecuencia, las víctimas suelen pensar que nadie les creerá si hablan de la violencia. Crea en la historia de la víctima y así hágaselo saber. Para una víctima, el finalmente tener a alguien que sepa la verdad sobre sus luchas puede brindarles un sentido de esperanza y alivio.
Comparta con la víctima estas afirmaciones:
- Yo te creo.
- Esto no es tu culpa.
- Tú no te mereces esto.
Valide los sentimientos de la víctima
No es inusual que las víctimas expresen sentimientos encontrados sobre su pareja y su situación. Estos sentimientos pueden fluctuar entre:
- culpa y enojo
- esperanza y desesperación
- amor y temor
Si desea ayudar, es importante que usted valide sus sentimientos haciéndole saber que es normal tener estos pensamientos en conflicto; sin embargo, también es importante que reafirme el hecho de que la violencia no está bien y que no es normal vivir con el temor de ser agredida físicamente. Algunas víctimas pueden no darse cuenta de que su situación es anormal porque no tienen otros modelos a seguir
en una relación y porque se han ido acostumbrando gradualmente al ciclo de violencia. Dígale a la víctima que la violencia y el maltrato no forman parte de una relación sana. Sin juzgar, reafírmele que su situación es peligrosa y que a usted le preocupa su seguridad.
Brinde ayuda específica
Ayude a la víctima a encontrar apoyo y recursos. Busque el teléfono de refugios, servicios sociales, abogados, psicoterapeutas o grupos de apoyo. De poder conseguirlos, proporciónele folletos o volantes sobre la violencia familiar.
Si la víctima le pide hacer algo específico y usted está dispuesto a ello, no dude en ayudar. Si no le es posible hacerlo, intente encontrar otras maneras en que se puedan satisfacer sus necesidades. Identifique sus fortalezas y recursos, y ayúdela a construir y crecer a partir de ellos, de forma que encuentre la motivación para ayudarse sola.
Lo importante es hacerle saber que usted está ahí para ayudar, disponible en cualquier momento. Solo hágale saber cómo puede contactarle si le necesita.
Ayude a elaborar un plan de seguridad
Ayude a la víctima a elaborar un plan de seguridad que pueda seguir en caso de ocurrir un nuevo incidente de violencia o si decide dejar la situación. El simple ejercicio de hacer un plan puede ayudarla a visualizar qué pasos necesita seguir y a prepararse psicológicamente para darlos.
Debido a que las víctimas que dejan a su pareja abusiva tienen un riesgo 75%
mayor de ser asesinadas por su agresor que aquellas que se quedan, es extremadamente importante que una víctima cuente con un plan de seguridad personalizado antes de ocurrir una crisis o antes de que decida marcharse.
Pregúntele qué haría, a dónde iría. Pregúntele si ha pensado en lo que debe hacer si decide marcharse. Ayude a la víctima a considerar bien cada paso del plan de seguridad, a ponderar los riesgos y los beneficios de cada opción, y a pensar en maneras de reducir los riesgos.
¿Qué tan peligrosa es la situación? Lea sobre las señales que pueden indicar que la situación ha escalado o que puede volverse mortal.
Qué no debe decir o hacer
Aunque no hay una manera correcta o incorrecta de ayudar a una víctima de violencia familiar, sí querrá evitar hacer algo que empeore la situación. Estas son algunas cosas que los expertos sugieren que se deben evitar:
- Evite despotricar contra el agresor. Enfóquese en el comportamiento, no en la personalidad.
- Jamás culpe a la víctima; eso es lo que hace el abusador.
- No subestime el peligro para la víctima y para usted.
- No prometa ninguna ayuda que no pueda brindar.
- No brinde apoyo condicionado.
- No haga nada que pudiera provocar al agresor.
- No presione a la víctima.
- No se dé por vencido. Si en un principio no se muestra dispuesta a abrirse, sea paciente.
- No haga nada nada que le haga las cosas más difíciles a la víctima.
Llame a la policía
Si sabe que hay un incidente de violencia en progreso, llame de inmediato al 9-1-1. Si escucha o ve que se está cometiendo un maltrato físico, llame a la policía. La policía es la manera más eficaz de alejar a la víctima y a los niños de un peligro inmediato. No hay ningún caso en el que se deba dejar a los niños en una situación de violencia. Haga lo que sea necesario para garantizar la seguridad, incluso si eso significa ir en contra de los deseos de su amistad (la víctima) o de los deseos del agresor. Ante situaciones de violencia activa, llamar al departamento de servicios de protección de menores no es el problema, es parte de la solución.